Las cortinas son las grandes olvidadas en la decoración pero en muchas ocasiones son las encargadas de dar el toque necesario para crear ambiente en cualquier estancia de la casa.
Muchas veces nos conformamos con ‘cualquier cosa’ para protegernos del exterior. En la antigüedad, las cortinas eran un elemento de protección y a la vez un instrumento para quitar el exceso de luz que en determinadas épocas del año.
Con el tiempo la moda también ha inundado el mundo de este complemento y ya son parte imprescindible de cualquier área de la vivienda.
En muchas ocasiones no es necesario un exceso de muebles para conseguir lo que buscamos. Unas buenas cortinas, alfombras a juego, y complementos decorativos hacen el resto para dar contenido a las estancias de la casa.
Existen diferentes tipos de cortinas según la utilidad y estética que necesitemos en cada ocasión. Con la fiebre, o con la moda vintage, cada vez son más los hogares que llenan de visillos color blanco o crema para que la luz sea la protagonista de la sala.
Al contrario también tenemos las cortinas confeccionadas desde telas oscuras y opacas, encargadas de suavizar la luz y el calor de una habitación. Con este tipo de telas se consigue así ambientes más frescos.
En otro orden de utilidad y lejos que pensar que el aspecto meramente útil, existen cortinas a juego con la tapicería de alguno de los muebles de la habitación o con la colcha de nuestra cama. Utilizado sin pasarse y en su justa medida, puede aportar a tu habitación un toque de estilo.
Si las sacamos del entorno de las ventanas, una buena cortina además de decorar puede servir para separar ambientes y así conseguir diferentes estancias en una sala diáfana, o puede hacer la función de puerta de un mueble de nuestro baño y de nuestra cocina. También, los stores que estuvieron muy de moda hace unas décadas y que ya no son tan utilizados como antes, ahora siguen permaneciendo en algunos hogares para aportar un toque distinto al que existe en el resto de la casa.
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